Perdió su ruina,
la jugó a su voz
(solía enmudecer).
No lloró,
Las negras sedas le tocaron el alma.
así fue,
se quedó vacío... pálido.
Sin el refugio
de aquellas palabras,
sin la luz,
que alguna vez brilló,
bajo las olas del dolor.
Perdió
su última ruina
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