jueves, 27 de mayo de 2010

Munch, de el grito

Un hombre grita en la noche,
Edward Munch lo observa.
Retrata a mano alzada un rostro momificado.
Retrata la angustia vertida sobre un puente
rígido,estricto,continuo.

Sonido extraño, voz permanente,
penetrante en sentido auditivo
sorprendente en plano pictórico
enmascarado, grita el hombre sobre el lienzo;
enmarcando su rostro con indefinidas manos.

El asombro, los ojos abiertos
(¿Que mira? ¿que está viendo?)
va lamiendo la locura del sostén de la palabra.
Pintura es su sangre, su éter y su piel.

Un hombre grita, su entorno es oscuro
se traga el temor de a sorbos
escasos, púbicos,;públicos también.

Aulllido humano, catástrofe.
el ser de su ser se resuelve inmediato.
y en mi abrir y cerrar de ojos
el silencio se perturba por la aguja del reloj.

Un hombre grita,
Munch retrata.
Está en mi cama, en mi almohada, en mi memoria.
susurra desperación en la puerta de mi oído...
mientras sostengo el pincel en mi diestra
y en mi izquierda,
la paleta siniestra.

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