Rugiendo,
tu voz persaécula
cristaliza mis oídos,
mimetiza el juego de los ángeles.
Grita...
...Te pateo
te escupo,
te oscurezco,
te guardo,
te desaparezco,
te golpeo,
te miento,
te corto,
te sangro,
y grito..."
Tu voz,
prohibe la promesa,
me cristaliza,
me congela,
es el juego del ángel.
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