jueves, 27 de mayo de 2010

Poema LIII

Rugiendo,
tu voz persaécula
cristaliza mis oídos,
mimetiza el juego de los ángeles.

Grita...
...Te pateo
te escupo,
te oscurezco,
te guardo,
te desaparezco,
te golpeo,
te miento,
te corto,
te sangro,
y grito..."

Tu voz,
prohibe la promesa,
me cristaliza,
me congela,
es el juego del ángel.

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