De tus manos caen frutos,
pero no esos frutos verdes,
cargados de vida,
de jugo de tierra transformado en energía.
Caen frutos secos, arrugados,
aturdidos, aburridos.
Y al decir "secos" no digo "maduros",
digo "secos", sin vida,
ni siquiera útiles a la vista...
no deleitan ningún sentido:
arruinan el olfato (están insanos)
destrozan mi tacto (espigas de muerte)
enfurecen mi gusto (símil tus labios;
ni squiera me dan la chance de oirlos caer:
yacen muertos sobre una tierra infértil,
plagada de mentiras, de temores,
de la sólida basura que sostiene tu origen.
Y sin embargo permanecés ahi
enturbiando mi alma con tus frutos pútridos
torturándome con olores,
con imágenes que creí haber borrado.
Estás sin vida en mi
y lo mas extaño es que muerta
aún me hacés sufrir.
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