domingo, 6 de junio de 2010

Retrato de una mujer determinada (por el destino)

De tus manos caen frutos,
pero no esos frutos verdes,
cargados de vida,
de jugo de tierra transformado en energía.

Caen frutos secos, arrugados,
aturdidos, aburridos.
Y al decir "secos" no digo "maduros",
digo "secos", sin vida,
ni siquiera útiles a la vista...
no deleitan ningún sentido:
arruinan el olfato (están insanos)
destrozan mi tacto (espigas de muerte)
enfurecen mi gusto (símil tus labios;
ni squiera me dan la chance de oirlos caer:
yacen muertos sobre una tierra infértil,
plagada de mentiras, de temores,
de la sólida basura que sostiene tu origen.

Y sin embargo permanecés ahi
enturbiando mi alma con tus frutos pútridos
torturándome con olores,
con imágenes que creí haber borrado.

Estás sin vida en mi
y lo mas extaño es que muerta
aún me hacés sufrir.

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