sábado, 31 de julio de 2010

OLEO DE UNA MUJER CON SOMBRERO (SILVIO RODRIGUEZ)

Una mujer se ha perdido
Conocer el delirio y el polvo,
Se ha perdido esta bella locura,
Su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
Se ha perdido mi huella en su mar.

Veo una luz que vacila
Y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
Con otra figura que recuerda a tí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.

Una mujer innombrable
Huye como una gaviota
Y yo rápido seco mis botas,
Blasfemo una nota y apago el reloj.
Qué me tenga cuidado el amor,
Que le puedo cantar su canción.

La cobardía es asunto
De los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
Ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
Ni el mejor orador conjugar.

Una mujer con sombrero,
Como un cuadro del viejo chagall,
Corrompiéndose al centro del miedo
Y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
Y ahora lloro por verla morir.

viernes, 30 de julio de 2010

OJALA (Silvio Rodriguez)

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

miércoles, 28 de julio de 2010

Desgarra

Plagado de cicatrices
perpetradas por incomprensibles
lanzas de doble filo.
Su voz lo desgarra con extrañas excusas
mientras él intenta aprender a vivir
bañado en la sangre de sus propias lesiones.

Cuanto mayor la distancia
mas grande es la herida.
no lo culpa de nada,
pero aún así lo condena.

Y cuando con angelical sutura
intenta arreglarlo todo
la herida comienza a cerrarse;
y se infecta para luego sanar...

Sin embargo su piel, (cada vez mas marcada)
se va hartando de un dolor que no le pertenece.

Paciente, vuelve a intentarlo.
Quizas, finalmente, y luego de tantas estocadas
llegue la caricia definitiva
que alivie su piel
y note las cicarices que causó.